miércoles, junio 29, 2005

¡Feliz cumplemés! 2


Y un día cumplí 2 meses...
Atrás quedaron las angustias de mis viejos y las semanas en terapia intensiva. Estaba en casa, calentito y acompañando a Mamá en cada jornada de trabajo -obligada- desde el hogar.
Aprendí a tomar la teta de una mejor manera, a no regurjitar tanto y hacer provechitos cada vez más efectivos.
Todavía tenía que ir a los chequeos semanales con el neonatólogo, pero sólo se trataba de cuestiones de rutina.
A la noche, me despertaba seguido, pero creo que fue bastante soportable para todos.
Ese día Papá llamaba desde el trabajo para recordarle a Mami que me saque una foto, por el festejo de un nuevo mes, pero justo me la pasé durmiendo. En todas las imágenes salí con los ojos cerrados. ¡Qué se le va hacer!

domingo, junio 26, 2005

Las amigas de Mamá I


La tensión iba bajando y Mamá se empezó a dar permiso para hacer "sociales". Como escribí antes, la tía Carla había venido de visita ¡desde Valencia!; algo que hizo sentir muy bien a mi Mami, pues la extrañaba muchito. Con la excusa de festejar mi llegada al mundo, la tía Carla se mandó una paella a la valenciana que no se podía creer (según Papá, porque yo estaba a dieta de teta).
Como no podía ser de otra manera, de la velada también participó la tía Mariela, otra gran amiga de Mamá que siempre la ayudó en mil cosas y que fue la única del grupo de amigas (que se completa con Gisela [N. del A.: ante las amenazas recibidas, cumplo en rectificar que es con una sola l], Daniela y Valeria) que no desertó del país.
Si se fijan bien, en la foto también aparece Psycho, que le está dando un súper besote a Carla.

domingo, junio 19, 2005

¡Feliz día, Papi! [2005]


Esta es la primera carta que escribí en mi vida. Fue para mi Papá; con la ayudita de Mamá, claro, porque yo me quedaba dormido a cada rato o se me caía la birome.

¡Feliz día, Papi!

(en este primer Día del Padre)
Y gracias.
Gracias por el amor que me diste desde el primer momento de mi existencia cuando te enteraste que venía.
Gracias por estar tan cerca durante toda mi gestación y evolución en la panza de Mamá.
Por darnos fuerza tanto a mí como a Mamá en los momentos más importantes, como cuando me ayudaste con tu fuerza y valentía en mi nacimiento... No sé qué hubiéramos hecho sin vos.
Gracias por darme fuerza y toda tu fe en mis primeras y más difíciles horas de vida:
Cuando me costaba respirar, cuando no podía digerir y ahí estabas con tu voz firme, pero llena de amor para transmitirme tu decisión de que tenía que mejorar... ¡Y cómo me sirvió!
Hoy te escribe Mamá, pero algún día te lo voy a decir yo junto con un besote y un abrazo.
Esto recién comienza.
Preparate para vivir juntos todo lo que siempre soñaste.
¡Gracias por tanto amor!
Te queremos y mucho más que mucho
Muchos besotes

Mamá y Manu

martes, junio 14, 2005

La abuela Katty


Yo también tengo dos abuelas, como todos, aunque de manera diferente. La tengo a la abuela Chula -la Lela, la mamá de mi Papá-, que está en el Cielo y siempre me cuida para que no me pase nada.
Más cerca, la tengo a la abuela Katty -la Abu-, que es la mamá de mi Mamá. Ella es muy buena conmigo. Como trabaja con mis viejos, ella solita se las rebuscaba para que las cosas estuvieran bien mientras mis papis se dedicaban a atenderme. Tiene sus cosas, pero conmigo se porta rebien, me regaló el babero y la camiseta de Huracán (aunque es cuerva), y también el caballito Siniestro, como dice Papá (porque en vez de relinchar hace un ruido raro cuando lo apretás). Además me tejió ella misma un montón de ropita relinda. Yo la quiero mucho.

Madonna II


Una fotito tomada por la tía Carla que, tras mantenerse desaparecida por bastante tiempo, vino desde Valencia a conocerme. A Mamá le encantó volverla a ver, porque la extrañaba muchito-muchito.
Realmente es una de las mejores fotos que me sacaron con mi Mami.

sábado, junio 04, 2005

Home, Sweet Home


Finalmente llegué a casa.
Subí los dos pisos en brazos de Mamá y enseguida -tal como recomendaban todos- me presentaron a Psycho (nuestro perro) para que me conozca, me huela y asimile mi presencia. Fue el comienzo de un proceso de seducción que será largo y trabajoso, porque Psychote siempre fue el mimado de la familia hasta que se me ocurrió nacer, era el hijo único malcriado que me gustaría ser. Ahora, de golpe y porrazo, pasaba a ser una especie de hermano mayor. De primera no me dio mucha bolilla y yo tampoco a él. El perro la iba de indiferente y yo no estaba para hacer demasiadas sociales.
De ahí me enclaustraron en la habitación de los papis, en un catre-moisés relindo que, como conté antes, era de mi prima Natalia. Los primeros días fueron medio complicados, porque regurgitaba un poco la leche de Mamá, pero creo que no di muchos problemas. A la noche me despertaba 4 ó 5 veces para comer o a llorar por el dolor de panzota, y Mami siempre acudía al rescate. Una genia, Ma...
Papá eligió esta semana para dejar de fumar y no andaba muy bien. Se quedaba en la cocina la mayor parte del tiempo -como si la habitación fuera una sucursal intocable de terapia intensiva-, esperando que Mamá le diera órdenes para que la ayudara. Él dice que no quería molestarme, pero todos sabemos que estaba tan shockeado por mi llegada como Psycho.

viernes, junio 03, 2005

Chau a la Trinidad


Parece que, de un día para otro, todo mejoró: mis pulmones, mi digestión... Mi autonomía, aseguraron. En fin, todo. Así que le dijeron a Mamá y Papá que ya era hora de llevarme a casota. Les dieron una semana de plazo, que mis Papis dedicaron a preparar la casa; algo que no habían podido hacer antes, porque se me ocurrió nacer con dos meses de anticipación. Decoraron la que será mi habitación (fueron unos empapeladores retruchos, la tía Silvia mandó el moisés de la prima Naty, mudaron todas las cosas que eran del estudio de Papi al living y las que sobraban al galpón del trabajo).
Mami estaba refeliz porque al fin me tendría para ella solita. En cambio, Papá estaba un poco asustado, ya que le parecía que todo era demasiado rápido; no estaba seguro de si yo estaba listo para dejar el sanatorio y si él estaba preparado para cuidarme.
La foto la sacó Mamita la última noche que pasé en la Trinidad. La que ven es la puerta de ingreso a Neonatología. ¡Cuántas veces rezó Papá junto a esa puerta...!
A la izquierda, entre las sombras, los lockers donde dejás los bártulos si ponés $ 1. Dice Papá que todo empezó a mejorar cuando cambió la moneda que venía usando por otra que todavía guarda, como un trofeo.
A la derecha de la puerta, ahí pegadito, está el intercomunicador. Los papis tenían que hacerse anunciar y las enfermeras les decían si podían entrar o esperar. A veces tardaban mucho en dejar pasar a los papis, porque había nenes que se sentían mal y todo el personal los estaba atendiendo.
El día 4 de junio amaneció nublado y frío. La tía Mariela y el tío Christian nos vinieron a buscar para llevarnos a casa. La despedida fue breve: recibí besos y abrazos de la Dra. García, del Dr. De Caro y de las enfermeras Laurita, Teresa y María, que fueron los que más me cuidaron, los que hicieron que yo me pusiera bien, cada vez más sano y más fuerte.
Por esa puerta entré 36 días antes y por esa misma puerta salí, en los brazos de Mamita, listo para ir casota a hacer un bruto nonazo y conocer a Psycho, del que tanto me habían hablado.
Mamá empujó esa puerta y el mundo se abrió para mí.