miércoles, febrero 28, 2007

¡Feliz cumplemés! 22


Y un día cumplí 22 meses...
... que es como decir que cumplí 1 año y 10 meses.
Sin dudas, un mes difícil, signado por nuevas pérdidas; como las de los tíos Albino y Rendano, de la imprenta.
30 días que incluyeron el final de las vacaciones, la visita fugaz de la tía Carla, mi primer romance no concretado y un hecho simbólico: Mamá se desprendió del recipiente que contenía la leche de la última vez que practicó la estimulación mamaria. Fue la noche previa a mi llegada a esta casota. Estaba en el freezer.
Sí, como verán, mis Papis a veces exageran un poco con eso de aferrarse a los recuerdos.
Ah, las marcas en la nariz son porque mi picaba mucho.

lunes, febrero 19, 2007

Me gustan rubias


Rubias... Sí, me gustan rubias, ¿y qué? Incluso fue una de esas palabras que más rápido aprendí a decir. Morocha, castaña o morena, por ejemplo, jamás se me ocurrió repetirlas. Pero rubia... ah, rubia sí.
Estábamos almorzando tranquilamente en el Alto Avellaneda cuando, de repente, la vi. Allí, a unos 20 metros, sentada con los que -supongo- serían sus padres. Ella.
La miré.
Me miró.
Nos miramos.
Para qué... Lástima que la foto con celular y a la distancia no le hace justicia, y en el video no se alcanzan a apreciar todos los detalles. Lo cierto es que un impulso incontenible me llevó a tirarle besotes y a pedirle a mi Papá que ¡Vamos! ¡Vamos!
Para variar, no hicieron caso de este arranque de pasión.

domingo, febrero 11, 2007

El tío Albino


De regreso en Buenos Aires, Mamá se enteró que algo muy malo le había pasado al tío Albino, el padre de la tía Carla, aquella amiga que vive en Valencia y de la que ya les he contado en varias oportunidades. Como siempre, poco pude entender de lo que escuchaba por ahí, pero mi Mami estaba muy triste por una noticia que recibió.
Lo cierto es que Carla vino de España por algunos días y tanto mis Papis como los tíos Mariela y Christian procuraron consolarla y demostrarle todo su afecto.
Según escuché, el tío Albino se había portado muy bien con mis Papis, sobre todo como buen consejero en momentos de severas decisiones en el ámbito de la empresa de mis Viejos. Pero, además, fue una de esas figuras entrañables que acompañaron buena parte de la vida de mi Mamá.