sábado, marzo 11, 2006

Palabras al dente


Puse los últimos 3 posts bajo la misma fecha, porque los cambios en mi vida se han dado en cuestión de días y de una manera tan rápida que no les he dado tiempo a mis Papis de sacar las fotos correspondientes.
Creo que el tema del aplauso ante las palabras clave ¡Viva! ¡Viva! (sí, dicha 2 veces), es piece of cake: lo tengo absolutamente dominado (salvo por el detalle de que dejo quieta la mano izquierda) y hasta diría que es una pavada comparado con el temita de largarme a gatear o incluso a hablar.
Lo del gateo va por muy buen rumbo. Sí; más bien se parece a reptar pero, bueno, me alcanza para desplazarme por algunos tramos de los caminos del Señor.
Lo de largarme a hablar es otra cosa: hace un par de días junté, junté y junté fuerzas, y creo que me salió algo parecido a Papá. La verdad, con la mano en el corazón, no sé cómo lo logré, pero lo cierto es que lo dije y Papá se quedó congelado -con el control remoto del TV en la mano, pero sin soltarlo- y necesitó confirmar lo que acababa de escuchar con mi Mamá, que tampoco podía creerlo, aunque se mantuvo más lúcida ante la novedad. De más está aclarar que no lo repetí aunque insistieran. El que lo escuchó lo escuchó. O sea: que mis Papis se mantengan alertas, porque en cualquier momento lo repito o agrego algo nuevo.
Otra gran novedad se observa en la foto. ¡Me salieron los dientes! (Si amplían la foto, los verán bastante bien.)
Sí, fue todo un proceso que incluyó babeo, molestias en las encías, paspadura de cola y ganas de robarle el hueso de goma a Psycho para descargar un irrefrenable deseo de morder todo cuanto se ponga en mi camino. Lo cierto es que mi boca ya nunca más será lo que era; al menos, hasta que sea viejito.

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