miércoles, marzo 29, 2006

¡Feliz cumplemés! 11


Y un día cumplí 11 meses...
Un mes de profundos cambios en todos los órdenes.
Ahora sólo voy al trabajo con mis Papis un par de días a la semana, porque los otros me quedo con la tía Fernanda.
Me siento yo solito, empecé a gatear y me subo a los barrotes de la cuna para buscar más chiches con los que jugar. La estimulación precoz es apenas un recuerdo del pasado, como mi boca sin dientes.
También dije algo parecido a Papá, aunque no lo repetí, y ya sé aplaudir cuando dicen ¡Viva! ¡Viva!, lo que inexplicablemente me hace mucha gracia.

domingo, marzo 19, 2006

Mi padrino Héctor


Hoy nos visitó el padrino Héctor (el de la cara de sacado en la foto), que vino con la tía Alejandra y mis primos Chiara y Alessio. Trajeron un montón de facturas re-ricas. Probé algunas y me gustaron... ¡Mm!
Mientras los grandes hablaban de la molesta otitis de Papá y de los recuerdos que cada uno tiene del comienzo de la Guerra de Malvinas (Chiara tiene que hacer un trabajo para la escuela sobre eso), me la pasé jugando con mis primos en mi cuarto.

sábado, marzo 11, 2006

Palabras al dente


Puse los últimos 3 posts bajo la misma fecha, porque los cambios en mi vida se han dado en cuestión de días y de una manera tan rápida que no les he dado tiempo a mis Papis de sacar las fotos correspondientes.
Creo que el tema del aplauso ante las palabras clave ¡Viva! ¡Viva! (sí, dicha 2 veces), es piece of cake: lo tengo absolutamente dominado (salvo por el detalle de que dejo quieta la mano izquierda) y hasta diría que es una pavada comparado con el temita de largarme a gatear o incluso a hablar.
Lo del gateo va por muy buen rumbo. Sí; más bien se parece a reptar pero, bueno, me alcanza para desplazarme por algunos tramos de los caminos del Señor.
Lo de largarme a hablar es otra cosa: hace un par de días junté, junté y junté fuerzas, y creo que me salió algo parecido a Papá. La verdad, con la mano en el corazón, no sé cómo lo logré, pero lo cierto es que lo dije y Papá se quedó congelado -con el control remoto del TV en la mano, pero sin soltarlo- y necesitó confirmar lo que acababa de escuchar con mi Mamá, que tampoco podía creerlo, aunque se mantuvo más lúcida ante la novedad. De más está aclarar que no lo repetí aunque insistieran. El que lo escuchó lo escuchó. O sea: que mis Papis se mantengan alertas, porque en cualquier momento lo repito o agrego algo nuevo.
Otra gran novedad se observa en la foto. ¡Me salieron los dientes! (Si amplían la foto, los verán bastante bien.)
Sí, fue todo un proceso que incluyó babeo, molestias en las encías, paspadura de cola y ganas de robarle el hueso de goma a Psycho para descargar un irrefrenable deseo de morder todo cuanto se ponga en mi camino. Lo cierto es que mi boca ya nunca más será lo que era; al menos, hasta que sea viejito.

La dicha en movimiento



11/03/06
No sé cómo sucedió, pero lo cierto es que de pronto me di cuenta de que había adquirido 2 cosas que parece que son muy importantes en la vida:
  1. Fuerza
  2. Confianza
Así, de buenas a primeras, me encontré, de arranque, en 3 patas; y en 4, al toque. Todavía no me pidan que gatee, pero al menos ya me siento yo solito.
Y no sólo eso, hasta me estoy animando a ponerme en 2 piernas, trepándome -bueh, más o menos- por donde sea.

La tía Fernanda


El 7 ha sido un día de profundos cambios, que tendrá imprevisibles consecuencias.
Después de mucho meditarlo, analizarlo, pensarlo, evaluarlo y digerirlo, mis Papis decidieron que era el momento indicado para que una niñera comenzara a cuidarme.
Como muchos, mis Viejos -en especial, mi Papá- soñaban con una familia establecida día a día en el sentido tradicional; es decir, con mi Papi en el trabajo y mi Mamá en casa, para cuidarme, educarme y mimarme. Eso hicieron durante buena parte de 2005, pero la vida moderna es muy distinta a la que tuvieron mis abuelos, sobre todo los paternos: mis 2 Papis necesitan trabajar. Y la palabra necesitan debe entenderse de varias maneras: hablo de necesidad económica y de necesidad vocacional.
Desde que mi Mami volvió de lleno al trabajo, estuve yendo con ella y la verdad es que la pasé muy bien. En la empresa tengo una habitación para mí solito -convenientemente aislada del resto-, con chiches y una practicuna. Allí juego, duermo y como sin molestar a nadie y sin que nadie me perturbe.
A veces resulta difícil de asimilar, pero el tiempo pasa. Y convengamos que este trato no era el ideal para nadie. Entonces la idea de conseguir una niñera que me cuide pasó a hacerse inevitable.
La verdad, tuvimos suerte. Mucha. Porque hallamos a la niñera perfecta en la tía Fernanda, que vive en el departamento debajo del nuestro y es la que nos alquila este lugar donde vivimos. Y digo que tuvimos suerte porque, si bien no la elegí, soy el que ahora convive con ella. Y la suerte también se manifiesta en el hecho de que viva cerca, de que mis Papis conozcan a su familia y su modo de vida, a su hijo, etc. En síntesis: no es una desconocida que puede tener 2-3 vidas ocultas.
El plan es que yo pase 3 días de la semana laboral con la niñera y 2 en la oficina con mis Papis.
La tía Fernanda se porta rebién conmigo y me da todos los gustos; casi como una abuela. Y no lo digo por la edad, naturalmente, sino por lo atenta que es. Los mediodías almuerzo con ella, con su marido -el tío Héctor- y con su hijo -mi primo Nicolás-, que tiene 12 años y siempre juega conmigo y con Psycho.
Tienen 2 mascotas a las que les despierto mucha curiosidad: el gato Pelusa y la perra Nica, que son rebuenos.
Como ya ando por todos lados medio gateando, en muchas ocasiones juego en el corralito. A veces también viene el primo de Fernanda, el tío Néstor, que es hincha de Huracán como mi Papá, y me enseña las canciones de la cancha. Yo lo acompaño golpeando con las manos sobre el corralito.
Ahora estamos en la etapa de aprender a aplaudir y a soplar las velitas, ¡porque se acerca mi cumpleaños!

domingo, marzo 05, 2006

¡Feliz cumple, abuelo Pichi! [2006]



Bueno, se han juntado unos cuántos cumpleaños. Al de mi Papá y al del tío Bichi -que vive en San Juan-, se sumaron el de mi prima Dina, por ejemplo; y el del abuelo Pichi, por supuesto.
Los festejos fueron en la casa del abuelo, en Palermo Hollywood -como parece que se dice ahora-, que tiene pileta y además él hace muy ricas pizzas caseras.
La pasamos muy bien, porque había un montón de nenes como yo: los nietos de la tía Noemí y también estaban mis primos. Jugamos toda la tarde, hasta que uno a uno -yo fui el primero- empezamos a desfallecer de cansancio.
Mi Papi recuerda que mi bisabuela Ángela a veces decía, en momentos así:
Taza, taza... Cada uno a su casa.

jueves, marzo 02, 2006

¡Feliz cumple, Papi! [2006]



02-04/03/06
Este ha sido el primer cumpleaños de mi Papá desde que llegué -un poco abruptamente, debo reconocerlo- a su cómoda vida. Por eso es especial para lo dos.
Tuvimos festejos por partida doble: los que realizamos en la intimidad del hogar, conmigo y con Mamá; y los que hicimos junto a los amigos de mi Papi.
En ambos casos la pasamos muy bien y en el segundo caso hasta me dejaron quedar despierto, jugando con los invitados, ¡como hasta las 11 de la noche!
Creo que mi Papá disfrutó mucho: se lo veía tan feliz ahí con mi Mamá, ¡a la que ama tanto-tanto!...
Y no podía borrarse de la cara esa sonrisa que puede tornar en llanto con la más ligera brisa o mi más casual contacto.

miércoles, marzo 01, 2006

¡Feliz cumplemés! 10


Y un día cumplí 10 meses...
Acabo de enterarme de que, a pesar de haber nacido un día 29, no todos los meses tienen día 29. O, mejor dicho, febrero sólo tiene día 29 cada 4 años. O sea que festejo este cumplemés en otro día que no es el mío, pero queda cerca. Muy complicado... Peor es el caso de mi abuelo Pichi, al que se le ocurrió nacer un 29 febrero. Nunca se sabe cuándo festeja...
Este ha sido un mes de pocas novedades: puede decirse que ya me siento por mi cuenta, he conocido a los tíos Daniela y Gonzalo, y próximamente la tía Fernanda -que vive en el piso de abajo y nos alquila el departamento- comenzará a cuidarme 3 días a la semana.
Pero la mejor novedad es que mis Papis finalmente se hartaron de la estimulación precoz que me hacían en lo de la kinesióloga Maia. Previa consulta con mi pediatra, los tres decidieron que yo marchaba con buen ritmo de crecimiento y desarrollo.
Ahora sí, ¡basta de sanatorios, cuidados intensivos y estimulaciones varias! ¡Voy a tener una vida normal!
En la foto estoy en mi cuarto, pero en el trabajo.