Hoy cumplió años mi Mamá y, pese a la depresión post-Mundial que lo invade todo, los festejos empezaron desde temprano, en el desayuno mismo, cuando con mi Papá le entregamos nuestro regalote: una campera espectacular que ella venía recomendando sutilmente desde hace meses.
Después, al mediodía, vino de visita la familia de mi Mamá, menos el abuelo Pichi, que se encuentra acompañando a la tía Noemí, quien no está como para festejos.
A la noche, Mami sopló las velitas por segunda vez, pero en esta ocasión con sus amigos, a los que agasajó con las empanadas salteñas que preparó la tía Paulina -aunque Papi asegura que la abuela Lela hacía unas empanadas santiagueñas que son inigualables- y un delicioso locro que Mamá hizo con sus propias manos.
Lo mejor fue el llamado de la tía Gisela desde Miami, donde vive.
Después, al mediodía, vino de visita la familia de mi Mamá, menos el abuelo Pichi, que se encuentra acompañando a la tía Noemí, quien no está como para festejos.
A la noche, Mami sopló las velitas por segunda vez, pero en esta ocasión con sus amigos, a los que agasajó con las empanadas salteñas que preparó la tía Paulina -aunque Papi asegura que la abuela Lela hacía unas empanadas santiagueñas que son inigualables- y un delicioso locro que Mamá hizo con sus propias manos.
Lo mejor fue el llamado de la tía Gisela desde Miami, donde vive.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario