domingo, octubre 01, 2006

Mi primera Cajita Feliz


A veces a mi Papá se le va un poco la mano con eso de la primera vez que...
Éste es uno de esos casos. Se trata de la primera ocasión que fuimos los tres juntos a comer a un conocido local de comidas rápidas o comida chatarra, como prefieran decir, ubicado en el shopping Alto Avellaneda. Para mi Papi esto debe significar algo, porque -tal vez tonificado por el azúcar de su gaseosa- se puso a hacer memoria sobre su primera vez con las hamburguesas: a los 14 años, en una hamburguesería de Mendoza capital; de su segunda: en un local que se llamaba Tío Charlie y que quedaba sobre la calle Suipacha (y donde parece que se especializaban en licuados); y su tercera y decisiva, en uno llamado Pumper Nic, y que parece que el viento se llevó, junto con su adolescencia.
Lo peor de todo es que no me dejaron tocar ni una miserable papa frita, porque mi Mamá hizo una parada estratégica en el local de al lado, donde compró pastas para mi almuerzo. Al menos, me permitieron jugar un rato con la pelota de trapo que venía de regalo y que seguramente terminará en la babosas fauces de Psycho.

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