Mal momento para festejos, pero -por lo que se ve- la vida tiene esas cosas. Muchas veces no da tregua y, al mismo tiempo, obliga a seguir adelante.
Este fue el primer cumpleaños del abuelo Pichi sin la tía Noemí y desde hacía varios días que no sabía qué hacer: si dejarse caer o simular que todavía está en pie. Mientras esa pregunta sigue vigente, con mis Papis fuimos a mimarlo, con el marco de una de las peores tormentas de los últimos años.
Simbólico.
Este fue el primer cumpleaños del abuelo Pichi sin la tía Noemí y desde hacía varios días que no sabía qué hacer: si dejarse caer o simular que todavía está en pie. Mientras esa pregunta sigue vigente, con mis Papis fuimos a mimarlo, con el marco de una de las peores tormentas de los últimos años.
Simbólico.
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