30/12/07
Desde hace unos días la ciudad se ha convertido en un horno que no da respiro. Ya el año pasado Mamá compró una pile inflable que no pudimos aprovechar por... no sé, digamos que por esas cosas de la vida, como la fiaca de mi Papá para armarla.
Pero este año, oh, sí. La terraza ya no es un territorio tan inhóspito: chiches, sombrillas, agua, música... No falta nada.
Desde hace unos días la ciudad se ha convertido en un horno que no da respiro. Ya el año pasado Mamá compró una pile inflable que no pudimos aprovechar por... no sé, digamos que por esas cosas de la vida, como la fiaca de mi Papá para armarla.
Pero este año, oh, sí. La terraza ya no es un territorio tan inhóspito: chiches, sombrillas, agua, música... No falta nada.
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