domingo, octubre 30, 2005

Presentación en sociedad


Después de hacer tantas visitas parcializadas durante los fines de semana, finalmente tuve la oportunidad de hacer mi presentación en sociedad durante un acontecimiento a mayor escala .
Como suele suceder con los amigos de Papá, la única excusa para reunirse suele consistir en la siempre cumplida promesa de juntarse a comer y a beber como desquiciados. Ahora todos son adultos con hijos, pero por la simple observación de sus conductas puedo adivinar que de jóvenes -evidentemente- no tenían medida en eso de comer y beber hasta desfallecer.
Especialmente mi Papi.
La reunión fue en la casa de los tíos Ivana y Marcelo; éste último un hábil asador que preparó suculentos choripanes y hamburguesas que provocaron la abundante secreción de baba por parte de los asistentes.
Esta no es la mejor foto de todas, pero sí en la que sale la mayor cantidad de invitados. Terminaba la tarde, pero no la comida: habían pasado de los embutidos y el vino tinto a las facturas y el mate sin escalas. En la imagen, no se puede ver ni a los dueños de casa ni a mi Mamá ni a los tíos Daniela y Rolo ni a mis primos Alessio, Fede y Chiara. Sin embargo, se puede apreciar, de izquierda a derecha, a: los tíos Alejandra y Héctor, mi prima Agustina, el tío Marcelito con su hijo Manu (que nació poco después que yo), las tías Neneca y Florencia (madre de Manu, aunque no se le ve la cara) y mi Papi, con gorrita.
La pasamos muy bien, aunque para mi Papá eso no sea una sorpresa: con sus amigos él siempre la pasa bien.
Esa es una bendición.

sábado, octubre 29, 2005

¡Feliz cumplemés! 6


Y un día cumplí 6 meses...
Terminado el protocolo de vacunación contra la bronquilitis, ahora mi vínculo con el Sanatorio de la Trinidad se limita a una visita mensual al pediatra.
Y eso es bueno.
Ha sido un mes movidito en cuanto a lo social, de ir de aquí para allá, conocer parientes, amigos y lugares.
Ahora tengo mi propio cuarto y duermo solito toda-toda la noche, aunque los primeros días —debo reconocer— me despertaba llorando algunas veces, pero sólo para comprobar si mis Papis están ahí.
Y, efectivamente, siempre están ahí.
Todos estos son motivos para estar feliz y estas imágenes creo que lo demuestran.

jueves, octubre 27, 2005

¡Nació mi primo Santino!


Además de ser el día en que terminó el protocolo, el de hoy será especial para siempre porque nació Santino, que viene a ser mi primo segundo, aunque muy cercano. Es el hijo de mi prima Natalia, sobrina de mi Papá, y nieto de mi tía Silvia. Por otra parte, también es sobrino nieto de mi Papi. O mi Papá es su tío abuelo.
Por suerte, finalmente todo salió bien, aunque hubo algunas complicaciones debido a ciertas decisiones tomadas por el obstetra de mi prima. Lo importante es que tanto la mamá como el bebé están bien.
El papá de Santino se llama Andrés y es muy bueno. Ya tenían 2 hijos, los mellizos Franco y Mateo, que son geniales, aunque no me dan ni 5 de bolilla, porque soy muy chiquito para ellos. Lo bueno es que con Santino nos llevamos sólo algunos meses, o sea que pronto vamos a poder jugar juntos y prestarnos los chiches.
En la foto, estoy en brazos de mi prima Natalia, mientras Santino -que es atendido por la tía Silvia- hace un súper nonazo.

El fin del protocolo


Nacer prematuro tiene sus desventajas; entre ellas, una de las más serias tiene que ver con la debilidad del sistema inmunológico y de los pulmones, en particular.
Durante el invierno, la bronquiolitis afecta a muchos nenes. Pero existe una variante sumamente peligrosa que suele producir estragos entre los chicos nacidos antes de término; tan peligrosa que, a veces, deriva en internación y en riesgo para la vida de los bebés como yo.
La única ventaja que tuve fue haber nacido en el momento justo que se instruía un programa de pruebas para hallar una vacuna confiable y cada vez más barata contra esta enfermedad, que ya es epidémica.
Los profesionales que llevaron adelante este protocolo fueron más allá de sus obligaciones e hicieron sentir a mis Papis de la mejor manera, con paciencia y con cariño. Una vez por semana llamaban a casa para estar al tanto de cada pequeño detalle de mi crecimiento o si sufría alguna nana. Y una vez al mes mis Papis me llevaban a dar la vacuna que casi nunca me hizo llorar.
En la foto, están mi Mamá junto a la Dra. De Luca, cabeza de la iniciativa. Pero también participaron la Dra. Gorenstein y una vieja conocida de terapia intensiva, la enfermera María. Ellas 3 -y el Dr. De Caro, mi pediatra- lograron que este invierno haya sido para mí una temporada sin sobresaltos.
Mil gracias y muchos besitos que todavía no sé dar. Los llevo en mi corazón.

sábado, octubre 22, 2005

Los tíos Alejandra y Héctor


De no hacer nada y estar encerrado todo el día en casa, pasé a otro fin de semana movido.
Ahora tuve la ocasión de recorrer Santos Lugares y visitar a otros amigos de Papá, los tíos Alejandra y Héctor.
Mi Papi conoce a Héctor desde hace mucho, pero muchos años en serio. ¡Casi como 30! Iban al mismo colegio secundario, aunque en diferentes años, y juntos jugaron al béisbol en el mismo club. Con Alejandra, la esposa, la relación es más reciente, aunque no por eso menos profunda.
Tienen 2 hijos que son unos verdaderos personajes y, naturalmente, son como mis primos: Chiara, la mayor, una muñequita vivaz y afectuosa; y Alessio, un terremoto hermoso que es el ahijado de mi Papá y que me prestó lo juguetes.
Los tíos se portaron muy bien con mis Papis. Todo el tiempo se preocuparon por mi salud cuando estaba internado y por el ánimo de mis Viejos. Además, Héctor hizo algo que me emocionó mucho: cuando todavía estaba en el sanatorio, un día se fue a ayudar a mi Papá a despintar muy trabajosamente un mueble que ahora brilla de nuevos y vivos colores en mi cuarto.
En la foto, aparte de Mamá y de mí, aparecen Alessio y la tía Alejandra. La sacó el tío Héctor. En la única que salgo con él, yo estaba llorando como un marrano, porque ya tenía mucho noni, y no me pareció justo con él publicar una foto en la que parece que me está flagelando.

viernes, octubre 21, 2005

Fin y principio

En la última visita a mi pediatra, mis Papis obtuvieron el tan ansiado consentimiento para mi mudanza.
Señoras y señores, ¡llegó la hora de mi independencia! ¡Voy a tener cuarto propio!
No pueden imaginar el tamaño de mi sonrisa. ¡Es enorme! (Y, curiosamente, la de mi Papá también.)

Fin
En la foto se ve clarito: el catre que nos prestó mi prima Natalia está brindando su servicio póstumo. Simplemente, me queda chico por todos lados y, gracias al peso ganado en las últimas semanas, me hundo y todo cruje cada vez que me muevo. Además, está por nacer el hijo de Naty, o sea que lo van a necesitar. Es cuestión de días, nada más.
Pero no es todo.
Necesito un lugar propio. Ya estoy grandecito para seguir durmiendo con mis Papis. Me molesta la tele (aunque apenas se la escuche) y el cuchicheo entre ellos. Por otra parte, dudo que vaya a extrañar los insoportables ronquidos de mi Papi...
Que Psycho se vaya preparando, ¡porque ahora lo voy a desalojar de mi cuarto!

Principio
El catre, mi camita hasta hoy, fue desarmado con una velocidad inusitada, como si realmente quisieran mi mudanza más que yo.
Los rituales de la jornada se sucedieron de manera tranquila, aunque inexorable. El juego, el baño y la teta del estribo. Finalmente, la hora había llegado. Ahí estábamos, mi Mamá y yo, en mi nuevo cuarto, frente a la cuna que el destino (y mi abuelo Pichi) me había regalado. Ambos sabíamos que el paso que daríamos sería para siempre. Que a partir del instante en que apoyara mi cabeza en la almohadita nuestro vínculo sería otro. Ni mejor ni peor: distinto.
Debo confesar que en ese momento me agarró algo de cuiqui, pero mi nonazo era más fuerte. Sin embargo, me dormí, profundamente, como si ese lugar me perteneciera desde siempre. Así, hice noni toda la noche.
Esa noche, Psycho volvió a dormir con mis Papis, como en los viejos tiempos. Dicen que los perros no tienen emociones, pero juraría que a la mañana siguiente ese bicho sonreía.

domingo, octubre 16, 2005

¡Feliz día, Mami! [2005]


Mamita... La palabra más hermosa que conozco, para la más hermosa de todas las madres: mi Mamá.
El día que pensabas nunca festejarías finalmente llegó y tengo que resaltarlo con todas las letras y colores:
¡Feliz Día de la Madre!

Ya sé que el Día de la Madre tiene que ser todos los días y todo ese versito, pero la oportunidad de homenajearte como se debe no es habitual.
Decirte gracias por todo el amor que me has dado desde el momento de las rayitas del Evatest, pasando por tu temple frente al dolor físico de un parto accidentado y el coraje para sobrellevar esos 36 días de mi internación, no puede ser nunca-nunca obvio.
Quiero que sepas que para mí sos una inspiración, un ejemplo de abnegación, de entereza y de probidad. Sos buena, sos cariñosa, sos graciosa y sos talentosa. La que tiene la fuerza suficiente para velar por mí, por Papá y por toda tu familia al mismo tiempo.
A veces la palabra gracias se queda tan corta para expresar lo que uno siente... ¡Es tanto el amor que tengo y el orgullo de saberte mi madre!
Pero, aunque me preocupe en buscar sinónimos, debo reincidir en darte las gracias. Sí, por darme la vida, darme el amor que justifica esa vida y por cada segundo de estos meses de calor en tu seno.

La celebración principal del Día de la Madre fue en la casa de mi abuela Katty, en Villa Luro. Fueron mis tíos Gustavo (con su esposa, la tía Liliana, y mis primas Dina y Alma) y Marisa (acompañada por mi primo Pedro) -hermanos de mi Mami-. En la foto, aparecen todas las madres juntas. La pasamos bárbaro y fue re-divertido. Con la que mejor me llevo es con Alma, porque es más o menos de mi edad.

sábado, octubre 08, 2005

Los tíos Ivana y Marcelo


Sí, resultó un fin de semana movido, porque ya que andábamos por Ciudad Jardín nos dimos una vuelta para visitar a los tíos Ivana y Marcelo, amigos de mi Papá de toda la vida. Y cuando digo de toda la vida, es de toda la vida, sin metáforas.
Papi es amigo de Ivana desde que tiene memoria. Debe ser raro eso de conservar una amistad ¡durante casi 40 años! Pfaaa... ¡Es un montón! A Marcelo lo conoció bastante después, cuando ambos iban al mismo colegio secundario (aunque en años diferentes) y juntos jugaron al béisbol en el club. El lazo que los une "apenas" lleva ¡30 años!
Marcelo e Ivana se casaron en 1989 y mi Papá fue testigo del civil (todavía les debe el regalo de bodas). Tienen 2 hijos muy especiales que son como mis primos: Agustina, muy linda y muy inteligente, que en 2006 cumplirá 15 años; y Federico, re-inteligente y tremendamente simpático, que se lleva muy bien con mi Papá.
Ivana es pediatra y ayudó mucho a mis Papis cuando yo estaba internado. Los aconsejaba y, sobre todo, los tranquilizaba. Ella y Marcelo siempre estuvieron ahí cuando mis Viejos los necesitaron.

La casa de Tata y Lela


Este fin de semana pude conocer la casa de mis abuelos Tata y Lela, en Ciudad Jardín, Palomar, provincia de Buenos Aires. Allí se crió y vivió mi Papá durante muchos años. En esa casa, donde ahora viven los tíos Silvia y Hugo con mis primos Diego y Florencia, mi Papi pasó momentos inolvidables, hermosos y difíciles.
En ese barrio fue a la escuela primaria y al colegio secundario. A una cuadra iba al club de sus amores a practicar un deporte tan raro como es el béisbol; en realidad, una excusa para encontrarse con los amigos de toda la vida. Amigos de la cuadra, Los Aromos, así suele decir. La barra.
Sobre esos pilares se sentaban mi Papi y el abuelo Tata a charlar de nada, mientras su perro Alf hacía pis en los árboles.
La foto me muestra en el frente de la casa junto a la tía Silvia; una casa que es de mi Papá y de todos sus hermanos, y de los hijos de sus hermanos.
O sea que también es, en parte, mía.

martes, octubre 04, 2005

La tía Mariela


Hoy nos vino a visitar la tía Mariela, una amiga de Mamá de hace muchíííísimos años. Como ya he escrito varias veces por ahí, es la única amiga del grupo de mi Mami que no se fue del país.
Cuando nací, le dijo a mi Mamá que el crucifijo del bautizo lo regalaría ella. Iba al sanatorio una vez por semana cuando yo estaba internado y, junto con su marido, el tío Christian, tuvieron la gentileza de llevarnos a casa en su auto cuando me dieron el alta, además de responder a todas las dudas que tenían mis Papis sobre cómo cuidarme en esos primeros días. Y también me trajeron el cochecito (mi Supercar) que me había regalado el tío Darío y que mis Papis no tenían tiempo de ir a buscar.
Por otra parte, la tía Mariela fue la primera niñera que tuve. Se quedó a cuidarme cuando mis Papis fueron a elegir mi regalo del Día del Padre y necesitaban un par de horas libres.
La tía Mariela es rebuena conmigo. Lástima que nunca le gustó mi nombre.

lunes, octubre 03, 2005

Besuqueiro


Un día tenía que pasar.
Finalmente, mi perro Psycho cayó rendido a mis pies. Justo en el momento en que mi Mamá o mi Papá (no recuerdo bien) se disponían a sacar una foto tranquila y apacible, apareció La Bestia y me estampó un besote que me hizo reír, por las cosquillas de su lenguota y sus bigotes.
Yo sabía que tarde o temprano no iba a poder resistirse a mis encantos.

domingo, octubre 02, 2005

Mi primo Pedro


Por fin tuve la oportunidad de conocer a mi primo Pedro, que es el hijo de la tía Marisa, hermana de mi Mamá.
Como mi abuela Katty estaba muy ocupada, a mi Mami se le ocurrió que vayamos a visitar al abuelo Pichi y a su esposa, Noemí. Allí nos encontramos con Pedrito, a quien mi abuelo estaba cuidando, porque mi tía ese día tenía que trabajar.
La tía Marisa quería que Pedro me conociera, pues él se preocupó mucho-mucho cuando yo estaba internado en el sanatorio. Después, cuando me dieron el alta y fui a casa, como mi pediatra aconsejó que no tuviera contacto con nenes en edad escolar por el tema de las enfermedades de invierno, él todas las semanas llamaba para ver cómo estaba. Parece que ya sabe usar el teléfono él solito.
Cuando nos encontramos fue raro, porque yo nunca antes había estado con chicos. Hablan y se mueven diferente que los grandes. Al final, me parece que sus ganas de conocerme no fueron para tanto, como exageraba la tía, porque apenas me saludó y ya no me dio más bolilla. Pero él es muy bueno: me dio un besito y me prestó sus chiches para que juegue.
Pedrito va a cumplir 4 años en pocas semanas y espero ir a su fiestita.
En la foto estamos los dos junto al abu Pichi.