En esta foto, estoy en brazos de la tía Carla. Como dije antes, ella se fue del país -al igual que las tías Gisela [N. del A.: ante las amenazas recibidas, cumplo en rectificar que es con una sola l], Daniela y Valeria- porque necesitaba empezar una nueva vida. Viajó a España con Félix, su hijito y algo así como mi primo, pues allá la esperaban sus hermanos.
Su partida le dolió mucho a mi Mamá, ya que eran grandes amigas. Al principio mantuvieron el contacto, pero muy pronto Carla se «alejó» aún más y dejaron de comunicarse.
Más allá de alguna charla aislada, la cosa parecía empantanada. Hasta que nací y la tía Carla decidió que era el momento de volver, aunque sea por unos días. En total, fueron 20; los suficientes para que el afecto que se tenían tuviera una segunda oportunidad.
Me gustó mucho conocerla; jugó conmigo, me hizo upa y ¡hasta me regaló un gym relindo! Y también el oso Pulgoso.
Espero que vuelva pronto. No siempre veo a mi Mamá reírse tanto con alguien. Y todo el que la hace feliz a ella, me hace feliz a mí.
Su partida le dolió mucho a mi Mamá, ya que eran grandes amigas. Al principio mantuvieron el contacto, pero muy pronto Carla se «alejó» aún más y dejaron de comunicarse.
Más allá de alguna charla aislada, la cosa parecía empantanada. Hasta que nací y la tía Carla decidió que era el momento de volver, aunque sea por unos días. En total, fueron 20; los suficientes para que el afecto que se tenían tuviera una segunda oportunidad.
Me gustó mucho conocerla; jugó conmigo, me hizo upa y ¡hasta me regaló un gym relindo! Y también el oso Pulgoso.
Espero que vuelva pronto. No siempre veo a mi Mamá reírse tanto con alguien. Y todo el que la hace feliz a ella, me hace feliz a mí.
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