domingo, abril 09, 2006

Mis chiches I


La verdad es que todavía no soy un nene de esos que podría decirse que es juguetón. Lo que más me gusta es estar con Mamá y Papá; todo el tiempo y no necesariamente para jugar.
Ahora, si Uds. me obligan a hablar de juegos en el sentido tradicional de la palabra, debo admitir que lo mío son los cacharros: de cualquier clase, material o procedencia. Pueden tratarse de cacerolas, de la misma manera que pueden ser Tuppers, cajas de zapatos o botellas vacías de gaseosas. Lo importante para mí es el sonido y, en segundo plano, las texturas.
Claro que forzado a escribir sobre juguetes, me resulta imprescindible aclarar que, al menos por ahora, no son lo mío. Y eso que me han regalado unos cuantos, ¿eh? Al principio, los miro, los doy vuelta y, finalmente, los tiro al piso. Otra vez, es el ruido lo que me interesa y los juguetes no suelen hacer mucho.
En realidad, tengo muchos chiches; prestados y regalados. Entre los prestados, me gusta mucho la mesita con trencito y ruiditos que nos dio la tía Mariela y que era de mi prima Malena. Es la que está en la foto. De los regalados por parientes y amigos, me inclino por 2: la llave que hace ruido y prende luces que me regalaron el tío Ricardo y la tía Maby, y el caracol con piezas de encastre que también me regaló la propia Mariela.
Entre los regalos que me hicieron mis Papis, hay varios que me atraen; principalmente, los cubos apilables y las herramientas para la playa.
Una mención especial para el móvil que colgó de mi cuna durante meses (el primer regalo de mi Papi, que ya no tengo porque soy grande y lo alcanzo con fines destructivos) y la consola de luces que me regaló mi Mamá para que nunca la olvide.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay varios chiches que te gustan y que te acompañaron por mucho tiempo. Por ejemplo, el librito plástico que te regaló Marianela, te acompaña a todas partes. Igual que el autito rojo que tiene llaves para morder y dos botones, uno toca la bocina y otro una musiquita reee linda, ese te lo regalo la mamá de Mariela.

Manucho dijo...

¡Es verdad...! ¡Tenés razón, Mami! ¿Cómo me pude olvidar del librito que me regaló la tía Marianela? ¡Si lo llevo a todos lados! Para mí es más importante que una tarjeta de crédito...
Y el autito rojo... Es cierto.
Menos mal que me hiciste acordar, Mami.
Un besote.