sábado, agosto 26, 2006

Aprendo a nadar I


Hoy mis Papis me dieron una sorpresa bárbara, porque ¡me llevaron a aprender a nadar!
La cita fue en un lugar llamado Enya (sí, suena muy new age, pero qué se le va a hacer), que se especializa en enseñar natación a nenes chiquitos. El lugar queda más o menos cerca de casa, a unos 15 minutos de auto, a pocas cuadras de Pedro Goyena.
La verdad es que se trató de una experiencia rara. Yo ya había jugado en piletas grandes, como las de mi abuelo Pichi; y en piletitas chiquitas, inflables, como la mía. Esto fue diferente, porque había muchos nenes que jugaban y gritaban. Y como la experiencia venía medio rara, preferí quedarme agarradito a mi Mamá. Total la semana que viene volvemos: ya tendré oportunidad de soltarme. A mí me gusta estudiar el ambiente antes de confiarme. Mi Papá, mientras tanto, miraba todo ubicado detrás de un vidrio enorme, filmando y sacando fotos con una enorme sonrisa llena de orgullo por mis progresos.
Como adelanto, les digo que me hicieron saltar de una plataforma ¡y me encantó! Y debo admitir que hice un poquito de pis. ¡Es que el agua estaba tan calentita...!

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