viernes, agosto 25, 2006

Adiós al catre


Ya lo he dicho antes; con respecto al fin de la teta, por ejemplo: ahora, lo que acaba de terminar es la era de bañarme en el catre, o bañador o catre-bañera (como se diga), que me acompañó desde mis primeros meses de vida y que me regaló la tía Mariela.
La rutina no cambió mucho desde lo que les conté la última vez (como pueden enterarse leyendo el post El baño en secuencia). A lo sumo, Papá ha dejado de insistir con eso de flexionar mis piernitas para ayudarme a tirar petús (ahora me los tiro sin asistencia) y ha ampliado su repertorio de canciones, que siempre -siempre- sigue la misma secuencia:
  1. Un clásico como es el Arroz con leche.
  2. El canon de Fray Santiago, pero en versión libre que reza Fray Manucho.
  3. El elefante trompita.
  4. El payaso Plim-Plim.
-¿Qué me deparará el destino?, pregunto. ¿Con qué me sorprenderán?
Muchas preguntas y, por ahora, ninguna respuesta.
Ah, la foto es de mis últimos instantes en el catre, en tiempo real.

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