sábado, noviembre 11, 2006

Aprendo a nadar III


El de hoy de nuevo fue un día especial.
¿Por qué?
Porque logramos que Papá se despegara un rato de la computadora y moviera sus huesos hasta Enya, donde voy a aprender a nadar. En realidad, se trató de una invitación que se hizo extensiva a todos los padres de todos los nenes que vamos.
Todavía no lo puedo creer. Jugamos mucho, él me hizo saltar y volar y yo no me despegué ni un segundo porque me era la gran novedad. Al final fue muy divertido y el plus resultó esta foto en la que mis Papis salieron con caras raras por contener la respiración.

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