Si a las sucesivas despedidas de Fin de Año (con los compañeros del trabajo o con los compañeros de la imprenta), le sumamos los cumpleaños (como el de la tía Alejandra, el 20) o este de los Mellis, mis primos Franco y Mateo, el buen descanso y la alimentación adecuada se complican.
Pero, bueno, el calavera no chilla, suele decirse y la verdad que es una frase con mucho de razón. Porque en el cumpleaños de los mellizos, que fue en la hermosa casa nueva de mis primos Natalia y Andrés, la pasé más que bien. Estuvieron varios de mis tíos y primos -por el lado paterno- y además ¡había un castillo inflable! Pese al calor agobiante que azota la ciudad, me la pasé rebotando de un lado a otro y masticando pies ajenos. Hasta tuve el privilegio de participar en alguna de las sopladas de velitas que organizaron para todos los nenes que no cumplíamos años, pero que no podemos resistirnos a ese ritual.
Pero, bueno, el calavera no chilla, suele decirse y la verdad que es una frase con mucho de razón. Porque en el cumpleaños de los mellizos, que fue en la hermosa casa nueva de mis primos Natalia y Andrés, la pasé más que bien. Estuvieron varios de mis tíos y primos -por el lado paterno- y además ¡había un castillo inflable! Pese al calor agobiante que azota la ciudad, me la pasé rebotando de un lado a otro y masticando pies ajenos. Hasta tuve el privilegio de participar en alguna de las sopladas de velitas que organizaron para todos los nenes que no cumplíamos años, pero que no podemos resistirnos a ese ritual.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario