domingo, enero 07, 2007

Al dente III


Tal vez he hecho demasiado énfasis en lo mucho que me gusta la comida salada (algo que es verdad, pues sin dudas es mi preferida), pero no sería justo si dejara de confesar que ningún almuerzo o cena concluye favorablemente de faltar la fruta.
Ah, sí... Como con todo, tengo gustos variados. En invierno, por ejemplo, mis postres favoritos han sido la mandarina, el pomelo y la manzana. Contrariamente a la tendencia familiar, no me apetece la banana; aunque mi Papá desconfía de eso y asegura que en cualquier momento me tirará la sangre, y no dejaré banana con vida, lo cual provocará -seguramente- severas pugnas con él: un verdadero adicto tal como mis tíos.
En verano, la cosa cambia: uvas, peras y duraznos ocupan los principales puestos en mi paladar, y frutas como el melón o la sandía me resultan francamente indiferentes.

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