17/11/07
Filmadora digital, dos cámaras analógicas de primerísimo nivel y dos cámaras digitales de calidad yacían olvidadas en algún rincón de casota cuando mis Papis bajaron del auto de la madrina Ivana y del tío Marcelo, en la playa de estacionamiento de Temaikèn, en Escobar.
Todo un día de recriminaciones mutuas acerca de quién se había olvidado qué cosa y, en definitiva, quién era el culpable de no tener un aceptable registro fotográfico de la visita.
Cuando se dejaron de molestarnos a los demás, empezamos a pasarla bien en serio. Sin tantos animalitos como en el Zoo de Buenos Aires, pero mejor mostrados, Temaikèn resultó una grata experiencia que quiero repetir cuanto antes.
¿Lo mejor? El acuario de los tiburones y la granjita, donde pude acariciar y darles de comer a las ovejitas junto a mi madrina.
Filmadora digital, dos cámaras analógicas de primerísimo nivel y dos cámaras digitales de calidad yacían olvidadas en algún rincón de casota cuando mis Papis bajaron del auto de la madrina Ivana y del tío Marcelo, en la playa de estacionamiento de Temaikèn, en Escobar.
Todo un día de recriminaciones mutuas acerca de quién se había olvidado qué cosa y, en definitiva, quién era el culpable de no tener un aceptable registro fotográfico de la visita.
Cuando se dejaron de molestarnos a los demás, empezamos a pasarla bien en serio. Sin tantos animalitos como en el Zoo de Buenos Aires, pero mejor mostrados, Temaikèn resultó una grata experiencia que quiero repetir cuanto antes.
¿Lo mejor? El acuario de los tiburones y la granjita, donde pude acariciar y darles de comer a las ovejitas junto a mi madrina.
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