Ahora sí, finalmente llegó el Día del Niño oficial... después de haber festejado el informal, del que conté en el post El Día del Niño 0, tiempo atrás.
Esta vez los regalos los recibí de Mamá y, entre varias cosas relindas, me dio una especie de centro de juegos, de sonidos y luces, que se cuelga al costado de la cuna. ¡Es espectacular! Apretás un botón y sale musiquita; apretás otro y se escuchan grillitos; tirás de una palanca y sale un ruidito como el de los resortes en los dibujitos animados, ¡toink!; con otro se encienden las luces... Pero el mejor botón es uno, con forma de corazón, en el que sale la voz grabada de mi Mamá diciendo...
Y me derrite...
Todavía no lo voy a poder usar mucho por dos motivos principales:
Esta vez los regalos los recibí de Mamá y, entre varias cosas relindas, me dio una especie de centro de juegos, de sonidos y luces, que se cuelga al costado de la cuna. ¡Es espectacular! Apretás un botón y sale musiquita; apretás otro y se escuchan grillitos; tirás de una palanca y sale un ruidito como el de los resortes en los dibujitos animados, ¡toink!; con otro se encienden las luces... Pero el mejor botón es uno, con forma de corazón, en el que sale la voz grabada de mi Mamá diciendo...
Hola, Manuchi, hermoso de Mamá
Y me derrite...
Todavía no lo voy a poder usar mucho por dos motivos principales:
- Por ahora seguiré durmiendo en el catre, junto a mis Papis, en su habitación.
- No coordino muy bien mis manitos para usarlo.
Vino el papi de mi Mamá, el abuelo Pichi, con la esposa, Noé. Me trajeron otro móvil para colgar de la cuna, aunque no tan lindo como el que me regaló mi Papá. Se quedaron un rato y no dejaron de sacarse fotos conmigo. La pasé rebién.
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