miércoles, enero 18, 2006

El descuidista


Este es el cuadro de situación, día a día, comida a comida: si algo se cae al piso, mi perro Psycho se lanza raudamente a comerlo. Lo mismo ocurre si alguna miga o pedazo queda entre los pliegues de la sillita que me regalaron la tía Alejandra y mi padrino Héctor.
A mi Papá le da un poco de asquito y a mi Mamá le causa gracia. Por mi parte, me parece raro. Al principio, no entendía qué esperaba Psycho ahí sentado, duro como estatua, con la mirada fija sobre lo que yo tuviera entre manos. Luego, con pequeños chumbidos, logró hacerse entender. ¡Quería que le diera un poco de mi comida! Si tengo hambre o la comida me gusta, no le dejo nada. ¡Qué se le va hacer...! Pero, si tengo la panzota llena, siempre comparto algo con él. Y una vez que termino y me bajan, él se manda con todo a husmear como sabueso a ver si quedó algo para picotear.

No hay comentarios.: