Este año participé mucho más de la Navidad que el pasado, cuando me la pasé haciendo noni.
Aunque todavía no tengo bien asimilado el concepto de
Papá Noel, más o menos tengo claro que es un viejito panzón, con barba y bastante buena onda; que trae regalos a los que se portan bien, como yo. La parte que no entiendo es cuando salimos de compras a los
shoppings -con mis
Papis- y después me esconden lo que adquirieron.
Esa parte no me cierra.
De todos modos, como en 2005,
Papá se ocupó de aclararme que la Nochebuena y la Navidad conmemoran el nacimiento del
Niño Jesús y nada más que eso; y que lo demás (los regalos, los excesos, los petardos y los accidentes de tránsito) no debe relegarlo.
Luego de haber disfrutado de la PreNavidad -como reseñé en el
post PreNavidad, linda PreNavidad- con el
abuelo Pichi y los
tíos Liliana y
Gustavo, la Nochebuena fue en el departamento de la
abuela Katty, en
Villa Luro. Allí nos encontramos con
tía Marisa y mi
primo Pedro. Los que más me gustaron fueron los fuegos artificiales, que desde el balcón se veían un montón; y también me encantó cuando
Pedrito jugó con las estrellitas (a una distancia prudencial de mí). La
Abu me regaló una especie de tortuga con encastres y la tía una sillita para ver la
tele. ¡Todo
relindo!
La mañana de Navidad transcurrió en
casota, donde seguimos repartiendo regalos. A mí me tocó el lavadero de coches de
Little People y algunos de sus personajes principales.
Al mediodía fuimos a la casa del
abuelo Tata, en
Ciudad Jardín, donde viven mis
tíos Silvia y
Hugo, y mis
primos Florencia y
Diego. También estaban los
tíos Silvana y
Eduardo, junto a una verdadera legión de
primos:
Natalia -¡que me regaló una pelota!-,
Andrés,
Ornella,
Mariano,
Franco,
Mateo,
Santino y
Martina. La pasamos muy bien y encima en un momento llegó Papá Noel con más regalos,
justo-justo cuando el tío Hugo salió a atender unos asuntos. ¡Qué lástima que se lo perdió! Y, como si todo esto fuera poco, como hacía mucho calor me metí en la
pile con
Mamá.
Más tarde caminamos unos metros y fuimos a la casa de mi
madrina Ivana y el tío
Marcelo, donde nos encontramos con mi
padrino Héctor y la tía
Alejandra. También estaban los primos
Chiara y
Alessio, y
Agustina -que acaba de cumplir 15 e hizo una fiesta hermosa a la que no fui- y
Federico. Una grata sorpresa fue la presencia de los tíos
Daniela y
Bichi, a quienes hacía mucho tiempo no veía, porque viven en San Juan. Para variar recibí hermosos regalos de mis padrinos y, después de dos días de tanto trajín, caí rendido a las 7 de la tarde.