Mi primera Noche de Reyes pasó casi sin que me diera cuenta.
Lo mejor fueron los regalitos que me dejaron en los zapatos que pusimos en el living; especialmente, una tortuga que dice cosas cuando aprieto unos botoncitos y que, además, anda al empujarla.
Me gustaron mucho todos los preparativos: los zapatitos, el agua para los pobres camellos sedientos y el pasto. Resultó muy gracioso verlo a mi Papá buscar y rebuscar algo de césped en los alrededores de nuestro departamento. Parece que otros papis le ganaron de mano, por lo que tuvo que recurrir a unos yuyos que salieron en la maceta del ficus. En fin, cosas de vivir en la gran ciudad...
Por suerte, a los camellos le gustó, porque se comieron casi todo y tomaron mucha agüita antes de partir a dejarle chiches a otros nenes.
Lo mejor fueron los regalitos que me dejaron en los zapatos que pusimos en el living; especialmente, una tortuga que dice cosas cuando aprieto unos botoncitos y que, además, anda al empujarla.
Me gustaron mucho todos los preparativos: los zapatitos, el agua para los pobres camellos sedientos y el pasto. Resultó muy gracioso verlo a mi Papá buscar y rebuscar algo de césped en los alrededores de nuestro departamento. Parece que otros papis le ganaron de mano, por lo que tuvo que recurrir a unos yuyos que salieron en la maceta del ficus. En fin, cosas de vivir en la gran ciudad...
Por suerte, a los camellos le gustó, porque se comieron casi todo y tomaron mucha agüita antes de partir a dejarle chiches a otros nenes.
2 comentarios:
Y eso que estos camellos tuvieron que subir solo dos pisos, lo digo porque cuando yo era chica los camellos tenían que subir 6 pisos! Por eso mi papá les dejaba muuuucha agua!
Uy, ¡pobres camellitos! ¡6 pisos!
Lo que sí es que estos camellos de ahora resultaron un poco desprolijos, porque dejaron tirado pasto y agua por todos lados.
Un besote, Mami.
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