29/04/08
Y un día cumplí 36 meses...
... que es como decir que cumplí 2 años y 12 meses. ¡Uy! ¿Ya 3 años?
A la mañana me despertaron mi Mamá y mi Papá. Juntos me dieron muchos, pero muchos, besotes y me cantaron el Feliz cumpleaños. Yo estaba bastante dormido y medio que no entendía demasiado lo que estaba sucediendo. Además, Papi me tiró de las orejas, un ritual que ya en el Cenozoico resultaba antiguo. Él es una de esas personas que pisa las puntas de los zapatos o zapatillas de los demás si son nuevos. ¡Qué se le va a hacer...! Se está poniendo viejo.
Al margen, la rutina fue la habitual, dado que tenía que ir al Jardín, como todos los días. Eso significó 0 (cero) regalos. Lo bueno vendría a la tarde y para eso faltaban... horas.
Eso pensaba al momento de salir de casota rumbo al Jardín. Sin embargo, estaba equivocadísimo. Si bien el futuro me traería agradables sorpresas, lo mejor ocurrió muy pronto. ¡Habían organizado una fiestita de cumpleaños en mi Sala Amarilla. ¡Para mí! La sorpresa fue enorme, porque todos mis compañeritos se hicieron los dormidos y cuando entré al aula empezaron a saludarme con besos y abrazos. A partir de ahí todo fue hermoso y raro, porque todos me felicitaban y me cantaron el Feliz cumpleaños y el Feliz-feliz en tu día (que para mí es en tu vida). Pero, además, vinieron Mami y Papá al Jardín y entraron a la salita. Mientras Mamá preparaba la torta y las bebidas junto a la seño María Marta, Papi nos sacaba fotos a todos y hacía reír a los chicos.
Debo admitir que fue muy emocionante, especialmente durante el momento cumbre, cuando me ayudaron a soplar las velitas. Me sentí querido y respetado.
Como era mi cumpleaños no hice la jornada completa y mis Viejos me vinieron a buscar al mediodía para llevarme a comer ¡papas fritas! al shopping. Pero de eso no hay foto. Tampoco de después, cuando pasamos por la empresa para que mi abuela Katty y la tía Mirta me saludaran.
Después de partir de casa para comenzar un
raid que comprendió los festejos en el Jardín, la bacanal en el
shopping y los saludos en la oficina, volví a
casota con la sensación de
OK, todo muy lindo, pero
pasemos a los regalos.
Y hubo de todo, a saber:
- 1 caja de herramientas
- 1 muñeco de Peter Pan, que incluye una daga chiquitita y un farolito
- 1 muñeco de Tarzán, que viene con lanza
- 1 set con algunos personajes de la película Shrek III, que trae al protagonista, al Burro y al Gato con Botas ¡con espada!
- 1 kit de caballero medieval, que incluye casco con visera móvil, peto o pechera, perneras o tobilleras y ¡una espada!
La verdad es que quedé tan
shoqueado que mientras
Francisca -alias
Fran, la chica que ayuda a Mamá- levantaba todas las bolsas y arreglaba el
living, yo no podía atinar a nada más que mirarla.
Contrariamente a los que mis Papis supusieron, los muñequitos fueron mis regalos favoritos.
02/05/08
Pasan los días ¡y sigo recibiendo regalos! Ahora el que se acordó de mí fue el tío Titus, amigo de mis Papis en el trabajo, quien me envió algo muy original: una especie de libro-pizarrón, para leer, pero también para escribir. Realmente me gustó mucho, aunque mi Papá rezongue un poco imaginando que voy a andar ensuciando de tiza toda la casa. ¡Nada más lejos de mí!
03/05/08Este sábado festejé mi cumpleaños con una fiesta en un salón de la Avda. Garay, acá nomás, cerquita de
casota. Ya ayer había venido el esposo de Fran, que es jefe de cocina en un restaurante, a hacer un par de cosas bien ricas. La propia Francisca reforzó los dulces y la torta que mi
abuela Katty pasó a buscar de ida. Mi
abuelo Pichi, por su parte, se encargó de preparar un montón de pizzas, que luego cocinaría para todos los invitados. Y
María, hermana de Fran que trabaja con mi abuelo, también colaboró haciendo empanadas.
Cuando llegamos al salón ya había invitados: algunos de mis compañeritos me estaban esperando. Pronto vinieron todos los demás, familiares y amigos de mis Papis. No faltó nadie.
Creo que la pasamos bien. El lugar era bastante decente, aunque por lo que cobran me parece que podrían ofrecer algo más. Tuvo lo de siempre: inflable, pelotero, canchita de fútbol, servicio de panchos, piñata, mago y
Barney, que resultó -por lejos ¿eh?- lo mejor de la fiesta, como siempre.
Muy bien que digamos no me porté. No es que haya hecho algo malo -ni travesuras ni berrinches-, pero anduve un poco fastidioso y sin intención de integrarme a los juegos en que participaban los demás. No sé... Tal vez todavía no manejo bien eso de de que haya otros nenes sobre el planeta que merezcan tanta atención como yo. Miro la
panzota de mi
Mamita y se me hace
un nudo que me cierra la garganta hasta el punto de no dejarme hablar para contar lo que me pasa. Sé que nada va a cambiar con la llegada de un hermanito, como me juran mis Papis, pero fue terminar de soplar las velitas y darme cuenta de que... no sé...
Sólo quiero decirles
gracias a todos por todos su presencia, por los regalos, por la colaboración y por todo el amor que me dieron. Espero saber retribuirlo.
05/05/08
Sin darme cuenta me (mal)acostumbré a recibir regalos casi todos los días: si no se trataba de un familiar era una amistad; de un vecino o de un conocido. Lo cierto es que se convirtió en una adicción que alcanzó su clímax cuando mis Papis me dieron el regalo de mis compañeritos del Jardín. Tal vez los no iniciados ignoren el valor de lo que aparece en la imagen, pero a los adeptos a los comics (que es en lo que me he transformado a una súper velocidad; paradójicamente, como no podía ser de otra manera) seguro que se les caerá la baba.
Lejos -y lo digo con el corazón- ha sido el mejor regalo que he recibido en mi vida y en la historia del universo. Sin exagerar, ¿eh?