03/03/08
La historia empezó el año pasado cuando me anotaron -arteramente- en el Jardín de Infantes. Mis Papis no podían creer que ya estuviera en edad de empezar a concurrir, que mi vida bajo sus alas ya hubiera terminado.
Estoy perdiendo a mi bebé, pensó Papá después de anotarme y poco antes de que mi Mamá quedara embarazada. Ya no va a ser el mismo, cree Papi y tiene razón. Me lo van a cambiar, se lamenta y es así.
Nada es para siempre. Todo tiene un final, eso es lo que sostengo yo. Lo que termina es mi vida de irresponsabilidad absoluta. Sí, es el fin de una era.
La historia empezó el año pasado y se reavivó hace un par de semanas, cuando fuimos a comprar el uniforme. Y prosiguió anoche, al acostarme un poco más temprano de lo habitual. A las 22.30, minutos más, minutos menos, un telón piadoso clausuró un modo de vida.
A las 7.30 sonaron todos los despertadores y mis Viejos saltaron de la cama para levantarme. Y yo que no entendía nada, trataba de despegar los ojos. Todos eran cantos festivos, alegrías desproporcionadas y palabras motivadoras.
Los dejé hacer y me mantuve expectante, sin desbordes.
Me vistieron, desayunamos y, finalmente, ahí quedé: como muestra la imagen que pasará a la posteridad de mi primer día de clases del Jardín de Infantes, sin sonrisas, pero con decisión.
Hoy empieza mi educación formal, señoras y señores. A partir de hoy y por un lapso mínimo de 15 años -o 21, si sigo una carrera universitaria- incorporaré conceptos de otros que procesaré -o no- e incorporaré -o no-. A partir de hoy mis Papis ya no cuentan con la exclusividad de mi formación. A partir de hoy la sociedad y yo nos veremos las caras.
Aquí voy.
2 comentarios:
Creo que a papá y a mi nos costó mas este día que a vos. Yo lloré como si te fueras a vivir a Europa, por el sólo hecho de queya nunca más serías solo de "mamá"
Podré casarme y tener un millón de hijas... pero siempre seré de Mamá.
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