lunes, marzo 31, 2008

Bye, bye barral


18/08/07
La vida es un río de constante cambio, dicen, y de eso puedo dar fe. Desde que nací -el primer gran cambio- todo fue una alteración paulatina, pero firme, de mis rutinas. Así debí dejar el moisés en la habitación de mis Papis, despedirme de la teta, decirle adiós al catre-bañera, conocer y despedir niñeras y, ahora, ver cómo mi cuna, sin barral, se convierte en camita.
Como casi todos los cambios que han decidido mis Viejos, lo hicieron en el primer día de algún fin de semana largo, cosa de tener margen de maniobra. Escucho la pregunta ¿el lunes se trabaja? y ya tiemblo. Sin embargo, como con el tema de empezar a comer comida sólida, la verdad es que en esta ocasión el cambio fue sumamente positivo. Ahora puedo subir y bajar de la cama cuando quiero; para elegir mis libritos o para ir de sorpresiva visita al cuarto de mis Papis. La experiencia hasta ahora ha sido excelente, salvo por una pequeña caída que tuve anoche y que fue simplemente producto de que todavía no registro del todo eso de no tener un límite que me contenga en mi lado izquierdo.
Lo que no estaba en mis cálculos era que me suspendieran la mamadera de la noche, la del estribo, la que tomo como somnífero. No me gustó nada. No hay más, anunció Mamá, y yo lo acaté, porque si ella dice que no hay más debe tener razón. Yo repito No hay más mamadera, una y otra vez, pero mucho no me convenzo. Y me preocupo, porque me veo venir que seguro próximamente también me van a cortar las mamaderas del día. Mm... me parece que la cuenta regresiva ha comenzado.

1 comentario:

Marcelota dijo...

Sí, los cambios siempre los hicimos así porque resultan bien. Vos sos un mollin que te adaptás muy bien a todo.