jueves, octubre 09, 2008

Cuando los mundos chocan


12/05/08
Todos lo estaban esperando y pasó. Yo lo esperaba y por eso me mentalicé para que no sucediera, pero -cuando llegó el momento- sucedió igual.
Chocamos.
Digo, mi hermano Tommy y yo, colisionamos. Tuvimos un cruce de personalidades. No fue nada del otro mundo, pero sacamos algunas chispas.
Llegamos del Jardín con Papá y en el sanatorio nos encontramos con mi padrino Héctor, que estaba de visita. Nos pusimos a ver las fotos del post anterior y todo estaba perfecto. Después vinieron los tíos Silvana y Eduardo, y todo siguió bien. Incluso tuve el gesto de cortesía de servir de anfitrión para mis tíos, presentándoles a Tomás. Nadie me obligó, salió de mí.
Las cosas estaban más o menos en su lugar. Hasta que esa bola de carne y pelos se puso a llorar. Claro, No pasa nada, dijo Mamá.
Logré contenerme algunos segundos, nadie podrá decir lo contrario, pero la insistencia de Tomasito me superó y ahí medio que me saqué. Pero sólo un poquito, ¿eh?
Tomás, levanté la voz para que aflojara un poco. Tomás, insistí, y debo admitir que soné como cuando Papi lo reta a Psycho. Ni bolilla me dio. Al contrario, más le decía, más lloraba.
Eso fue todo. Si les llega otra versión, no la crean. Esto fue lo que pasó. Es la pura verdad.

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