12/07/08
Aprovechando que el día amaneció soleado y con una temperatura extrañamente agradable para esta época del año, mi Mamá nos llevó a mi hermano Tommy y a mí a Club de Amigos. ¡No lo podía creer... ¡Por fin! Allí nos encontramos con el abuelo Pichi, que -si bien lo saludó a Tomás y le hizo algunas morisquetas- se dedicó a jugar conmigo, que estaba conmocionado por este regreso definitivo a la vida normal. Cada rincón, cada juego, me traía recuerdos de hace apenas meses, cuando el motivo de nuestra ausencia, Tomasito, todavía no existía.
La verdad es que la pasé bastante bien: me dediqué a jugar y a luchar con el abuelo, en ese orden. Ahora sólo falta que Papá vuelva al gimnasio, Mami se anote en natación y yo regrese a la colonia de iniciación deportiva para que todos estemos definitivamente felices... de nuevo.
Aprovechando que el día amaneció soleado y con una temperatura extrañamente agradable para esta época del año, mi Mamá nos llevó a mi hermano Tommy y a mí a Club de Amigos. ¡No lo podía creer... ¡Por fin! Allí nos encontramos con el abuelo Pichi, que -si bien lo saludó a Tomás y le hizo algunas morisquetas- se dedicó a jugar conmigo, que estaba conmocionado por este regreso definitivo a la vida normal. Cada rincón, cada juego, me traía recuerdos de hace apenas meses, cuando el motivo de nuestra ausencia, Tomasito, todavía no existía.
La verdad es que la pasé bastante bien: me dediqué a jugar y a luchar con el abuelo, en ese orden. Ahora sólo falta que Papá vuelva al gimnasio, Mami se anote en natación y yo regrese a la colonia de iniciación deportiva para que todos estemos definitivamente felices... de nuevo.
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